sábado, 15 de noviembre de 2014

El ping-pong y el pueblo chino

     Para los niños este deporte es un medio para salir de la pobreza, para los mayores solo un modo de entretenerse. Unos 100 millones de chinos practican este deporte, lo que les ha llevado a ser los mejores en el ranking internacional. Todos ellos son sometidos a un estricto entrenamiento. El ping-pong también fue la llave que permitió reanudar las relaciones entre Estados Unidos y China en plena Guerra Fría.

    En 1971, Washington y Pekín empezaron su relación tras un largo periodo de Guerra Fría. China necesitaba la participación de algunos estadounidenses para participar en el campeonato de Pekín. Poco después, se conviertían en los primeros ciudadanos estadounidenses que entraban en la China comunista desde la llegada al poder de Mao Zedong, en 1949. Evidentemente ganaron los orientales todos los partidos amistosos, sin embargo, por encima del juego se había iniciado lo que el entonces primer ministro chino, Zhou Enlai, describió como “un nuevo capítulo en la historia de las relaciones entre los pueblos americano y chino”.

     Los jugadores orientales machacan totalmente a los demás jugadores en las comepticiones mundiales por lo que la Federación Internacional de Tenis (ITTF) ha cambiado el sistema de puntuación y otras reglas para que su victoria no sea tan superior.

     En cada colegio es muy normal que haya una serie de mesas de ping-pong. China es el mayor fabricante de palas del mundo. Cuenta con el mayor número de participantes y copas; 7 de las 10 primeras jugadoras del mundo son chinas y los primeros 4 puestos del ranking masculino están ocupados por chinos, entre ellos, uno de Taiwan. 

     Los chinos se sienten muy atraídos por este deporte y su dominación en este deporte llegó en los años 60 cuando el país empezó a querer demostrar que los chinos, a pesar de ser menos corpulentos y fuertes también podían ganar a los occidentales en algunos deportes.

     En los colegios el ruido de las pelotas rebotando sobre los tableros es ensordecedor, niños de 5 a 10 años quieren ser como Ma Lin, que con 34 años ya es uno de los deportistas más admirados de todo el país. 

     -"La mesa ha sido montada con una tabla de madera escogida de entre los restos de una obra cercana y se asienta sobre dos cubos de basura y unos ladrillos, para ganar algo de altura. La red es un montón de piedras y las palas –fabricadas manualmente por los muchachos del barrio– están tan agujereadas que podrían pasar por matamoscas. Listo”-. 

    En la calle principal de Fengdú, uno de los pueblos a la vera del Río Yangtsé, la falta de medios nunca ha estropeado a los vecinos una tarde de tenis de mesa. Puede que el fútbol haya empezado a apasionar a los chinos y que la gimnasia haya dado al país muchos días de gloria en los Juegos Olímpicos, pero no hay ningún otro deporte que se practique más en China. Sus líderes lo han usado en los encuentros diplomáticos. 


¡PING-PONG!




     

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